jueves, 9 de enero de 2014

Deseos y realidad

Cuantas veces he soñado que soy yo la protagonista.
No en sueños reales, por supuesto. 
Yo hace tiempo ya que no sueño. Mi mente se invade de pesadillas, temores, presagios…
Pero cuando dejo volar la mente en mis ratos libres, imagino que soy yo la protagonista. Que mis sentimientos importan. Que sin mí el mundo dejaría de ser mundo. Que alguien me necesita.
Para que engañarnos con palabrería hermosa. Nunca imagino que soy la protagonista. Sería estúpido.
Deseo ser la protagonista. 
Deseo sentirme especial para alguien.
Sentir que aunque sé que voy a morir tarde o temprano, dejaré una huella, única, como mi ADN.
Yo no sueño. Deseo.
Los sueños no existen más que en los cuentos de Disney.
Hace ya tiempo que el color rosa se esfumó, dejando paso al aburrido color gris.
Pero, ¿qué cojones? ¿Quién no desearía sufrir y tener a alguien que le entienda?
¿Quién no desearía despertarse triste, cansada y vacía y tener a alguien que le saque una sonrisa?
¿Quién no desearía sentir que cuando el fin llegue, alguien le recordará con cariño?
No soy diferente: Quiero la misma mierda en distintas proporciones.
Además de desear en un mundo gris y tener únicamente pesadillas, debo acostumbrarme a este mundo hipócrita.
Quizá incluso yo sea hipócrita. Es más fácil ver los defectos ajenos que los de uno mismo.
En cualquier caso,  un mundo hipócrita, en el que para sufrir tienes que llorar, hacerte daño y reclamar.
Sólo entonces alguien te dará ese deseo tan idílico de protagonismo. Alguien te secará las lágrimas y te ofrecerá una sonrisa.
Pero, solo entonces.
Sólo cuando más bajo hayas caído. Sólo cuando tu llanto sea indiscutible.
Sólo entonces.
Con el tiempo me acostumbré a esta mierda de mundo hipócrita. Me dedicaba a llamar la atención con llantos. Mendigaba comprensión y cariño.
Hasta que un día te despiertas vacía.
Recuerdas que no tienes nada más que palabras vacías, deseos y temores, que mañana podrías morir y el sol seguiría brillando. Que estás mal por dentro y sin llorar nadie te ayuda. Que estás sola, mentalmente hablando. Todo, en mayor o menor medida, por decisión propia.
Por tanto, concluyo esta nota de mierda con mis ralladas depresivas de emo sin crema para las emorroides con una reflexión:

Lo peor de conformarse con poco es recibir menos.