miércoles, 30 de marzo de 2011

La historia de mi infancia.


Sonó el timbre y toda mi clase salió al patio.
Recogí las cosas lentamente y salí junto con dos compañeras al exterior.
Ellas hablaban alegremente y de vez en cuando me miraban esperando un asentimiento.
Pronto se fueron junto con las demás y entendí que sobraba.Saqué mi mp3 (que en esa época era la moda) y me alejé de toda la gente buscando un sitio tranquilo para sentarme. Mi canción favorita en aquel entonces, Volverás – Canto del loco; Respiré hondo y miré de reojo al chico que me gustaba. Imposible.
No soy nadie. Ni si quiera tengo una amiga en condiciones.
No me apetecía escuchar ninguna otra canción más, solo quería escuchar la pegadiza canción del canto del loco. Y eso hice.

Una compañera interrumpió la clase para avisar de que pronto celebraría su cumpleaños. Todos mis compañeros alegres empezaron a cuchichear sobre a quién invitaría y a quién no y dónde sería el cumpleaños.
Pronto, pasó mesa por mesa dejando una invitación (muy mona por cierto) encima de cada mesa indicando la hora, el establecimiento y (por si no lo sabías) quien cumple años. Tragué saliva y mire hacia un lado. No quería que nadie se fijara en mi cuando no me diera la invitación. Tampoco quería que me la diera porque sabía que si lo hacía lloraría de la emoción. Pronto mi compañera pasó por al lado de mi pupitre me miró y pasó de largo. Suspiré y aguanté las lágrimas. No quería que nadie cuchicheara, no quería que nadie me señalara como la marginada. Simplemente quería hacerme la dormida y que me dejaran en paz. Y eso hice.

Última clase del colegio: Gimnasia. Todos alegres y contentos, por fin podíamos jugar a juegos divertidos. Gimnasia, para mi gusto, era divertida cuando jugábamos en grupo. Aunque pasara desapercibida conseguía muy bien incluirme en la clase y realizar la actividad. Pero, no era mi día de suerte.
El profesor mandó hacer parejas para realizar una actividad. Todas mis compañeras empezaron a correr buscando a su mejor amiga y cogiéndose de la mano o abrazándose indicando claramente que eran pareja y que se querían mucho. (Genial)Miré hacia un lado y hacia otro. No quedaba ninguna chica ni ningún chico. Una vez más volví a tragarme las lágrimas y conseguí que en mi cara no se notara nada de decepción. El profesor me aconsejó que me uniera con un compañero en lugar de con alguna “amiga” Y eso hice.

El día llegaba a su fin… Y ya era hora de volver a casa.
Volví a mirar de reojo al “chico imposible” y me despedí de alguna que otra compañera, que se despidió muy amablemente (putas).Llegué a casa y lloré todo lo que no había llorado en clase hasta que la cabeza me dejó de doler. No podéis esperar más de una simple niña inmadura.Desde ese momento me dije a mi misma que no dejaría que nadie me hiciera daño nunca más y que a partir de ese momento las cosas me empezarían a ir mejor porque yo lo quería así. No se si me resultó, aun me siento un poco como esa pequeña niña tonta que se deja influenciar por gilipollas sin corazón… pero lo que si sé es que nadie me hará sentir mal nunca más porque conseguiré mi meta. Y eso haré.


domingo, 13 de marzo de 2011

Los recuerdos de Lacy.

Levantó la mirada y sus ojos se posaron en Ydon.
Él la miró como cual profesor a punto de amonestarle.
-Sé que no actué correctamente Ydon. -Dijo Lacy agachando levemente la cabeza. -No pensé que se darían estas circunstancias.
Ydon suspiró y colocó sus manos en la cintura, formando una silueta similar a un jarrón.
-Te preocupas mucho por correr y correr y muchas veces no te das ni cuenta de a que dirección lo haces. Lo importante no es ganar la carrera, sino aprender. En cierto modo, aprenderás de los errores, ¿No es cierto?. -Ydon entrecerró los ojos esperando una respuesta.
-Sí, tienes razón... Pero es que hay algo... hay algo que siempre falla... algo que no controlo. -Replicó Lacy.
Ydon la miró fijamente, comprendiendo.
-No eres diferente Lacy... es solo que aún no has aprendido a pensar con madurez. -Contestó Ydon seriamente. -Lo harás... no te preocupes.
-Hay veces que no quiero aprender... simplemente quiero vivir la vida... quiero ser libre, quiero hacer lo que quiera, quiero olvidarme de todo y ser feliz... -Lacy dio un paso hacia atrás. Sabía que no debía decirle eso a su hermano mayor. Desde que él se ocupó de su tutela siempre había querido que su educación fuera disciplinada.
-No te confundas Lacy. ¿De verdad crees que es lo que quieres? ¿De verdad crees que si no hubieras tenido una educación desde pequeña serías capaz de pensar y de poder siquiera hablar para decirme eso? Aprender no es un lustre, aprender es necesario. En el mundo hay una idea equivocada... Todos los jóvenes piensan que estudiar, aprender, informarse no es necesario. Pero... ¿Lo es? Mira el mundo como lo es ahora... ¿Cómo crees que hemos conseguido avanzar? Si no hubiera existido gente informada, educada no conoceríamos nada de lo que conocemos actualmente. ¿Cuál es tú meta?
Lacy arqueó una ceja. Sabía que eso era una pregunta trampa.
-mmm Ser feliz, tener muchos amigos, ¡Ser guapa y que todos los chicos me quieran!, salir con algún famoso, vivir la vida y tener dinero sin hacer nada... -Lacy suspiró. Cerró los ojos y esperó a la severa reprimenda de Ydon.
Pero, al contrario de eso, Ydon acaricó su cabeza y sonrió.
-Algún día te volveré a hacer esta pregunta.

Lacy se despertó. Se limpió las lágrimas de los ojos y se sentó en la cama. Hacía tan solo 3 años desde la muerte de Ydon... pero sus recuerdos no cesaban.
Miró hacia la ventana. La luna relucía resplandeciente en el firmamento como si tubiera luz propia.
Suspiró e imaginó que Ydon, ya a sus 30 años, le volvía a hacer esa misma pregunta...
-Mi meta... Mi meta es encontrar una cura para el cáncer, ayudar a los enfermos de África y conseguir que las desigualdades sociales entre los países del tercer mundo y los del primero desaparezcan... Quizá me muera sin conseguir nada... pero como tú un día me dijiste... si no fuera por gente así el mundo no sería como hoy lo conocemos. Ydon... yo... no seré una más. Yo ayudaré a cambiar el mundo.





Imagen y foto totalmente ORIGINALES, NO copies.